La emoción predominó en el show sorpresa de la banda que convocó a sus fans por mails y celulares. Cómo fue el operativo retorno. La crónica de Natalia Torres, para La Voz del Interior.
fotos: La Voz del Interior
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Mientras La 66 atacaba su energético cover de Ruta 66, la tensión expectante dentro del local Palm Beach se elevaba hasta casi zumbar en el aire. Y esa tensión explotó en auténtico éxtasis apenas el bajista, “Largo” Juárez, pronunció la palabra mágica: «Callejeros».
Los que recién llegaban subieron las escaleras a la carrera, para luego mirar el escenario con los ojos bien abiertos, sin poder terminar de creer que estaban siendo testigos del sorpresivo regreso de la banda de Villa Celina a los escenarios cordobeses.
El celo por parte de Callejeros también ayudó a crear el suspenso. Varios periodistas tuvieron que pagar entrada para poder ingresar al recinto, adonde no se permitieron fotógrafos ni camarógrafos. Ningún miembro de la prensa pudo tener contacto con el grupo, quienes llegaron minutos antes de subir al escenario y se fueron apenas terminado el show.
De todos modos, a pesar del manto de secreto que rodeaba al recital, esta quizá era la más “oficial” de las reapariciones de la banda. Antes, sólo habían podido mostrarse brevemente en recitales de bandas amigas (Jóvenes Pordioseros y Hermanos de la Calle), pero en la noche del viernes, el show se prolongó durante 13 temas que ocuparon una hora exacta.
El agradecimiento hacia los Pordioseros quienes, según el vocalista, “tuvieron los huevos suficientes como para invitarnos”, fue sólo una parte del mensaje de la noche, que invitaba a la conciliación y no a la confrontación. Así, Fontanet incitó a su público a “divertirse tranquilo” y, volviendo sobre la gratitud a la banda amiga, aconsejó a la gente que no olvidara ese gesto. “Hay cosas detrás de la música que importan mucho”, afirmó.
Fue toda una señal el hecho de que el grupo abriera su actuación con Los invisibles, cuya letra homenajea a los fans incondicionales. Y también fue en cierta forma sobrecogedor darse cuenta de cómo muchas de las letras ahora parecen tener un significado muy distinto. Así, el lamento amoroso de Cristal suena casi fúnebre, y la angustia existencial de El nudo se parece demasiado al reclamo de todos los que se quedaron sin respuestas frente a la tragedia repentina.
Si bien los rostros de los miembros de la banda hacían evidente la alegría del momento, con el final de Prohibido, Callejeros pintó una postal aún más vívida. Santos Fontanet, como un poseso, la emprendió a cabezazos contra los platillos de Edu Vásquez, quien descargaba toda su furia sobre los tambores. Bien es sabido que la música es una enorme catarsis, y el grupo, esta vez, usó su frustración como arma. “Salir a demostrar cosas por TV no alcanza, arriba del escenario es como sabemos expresarnos”, agregó el cantante como para subrayar esa impresión.
Pero las emociones corrían aún con más electricidad debajo de las tablas. Grupos de amigos revoleando remeras y cantando a garganta pelada, chicas bailando con enormes sonrisas fijadas en sus rostros, parejas que se abrazaban, y muchos ojos húmedos no hacían mas que demostrar, una vez más, la tremenda complejidad del universo post-Cromañón. Después de todo, la historia muestra que los proscriptos siempre terminan convirtiéndose en leyenda.
Cómo fue el operativo retorno
El operativo retorno de Callejeros tiene un interrogante fundamental: ¿cómo hicieron para convocar a más de mil personas en sólo cuatro horas, sin publicidad tradicional?
La crónica oficial indica que el grupo se hizo presente en la productora Nueva Tribu en la tarde del viernes, para manifestar su deseo de actuar en vivo. Cinco horas más tarde, los integrantes se subieron al escenario de Palm Beach.
Para esto ocurriera, había que tener una excusa perfecta. Una improvisada lluvia de ideas en una oficina derivó en “inventar” el show de La 66, un grupo cordobés allegado a la productora. El expreso pedido de Callejeros fue “nada de prensa”. Así, desde la cúpula de la empresa a sus empleados la premisa se convirtió en una orden.
Incluso cuando la información empezó a filtrar, se dijo que “era sólo un rumor”, que el dato era “carne podrida” (información falsa) que La 66 vendía para que aumente la asistencia de público en la supuesta “grabación de un videoclip”.
Nada de eso. Cuando Callejeros salió de Nueva Tribu empezó el viejo y conocido trabajo promocional “de boca en boca”. Esto fue exitoso, claro, gracias a las nuevas tecnologías: tsunamis de mensajes por celular, mails, chat y llamadas telefónicas, incluso cuando la sorpresa ya era un hecho.
Hasta las 23.05, cuando por fin subieron a escena, nadie podía confirmarlo, a pesar del extraño movimiento en la puerta de Palm Beach y del estricto control policial, inusual para la organización de un recital protagonizado por una banda local.
El grupo tuvo su regreso esperado, y el debate seguro está por comenzar. Mientras tanto, la consiga de Patrio Santos Fontanet para con los seguidores al finalizar el show, fue contundente: “Hay que estar atentos a la próxima, porque no hay que levantar demasiado la perdiz”.
Fuente: Rock.com.ar