Ante 50 mil fans, la estrella del pop cantó suspendida de una cruz gigante y con una corona de espinas en la cabeza, en el concierto que brindó en el estadio de Moscú. La Iglesia ortodoxa rusa había rechazado a la cantante y la acusó de blasfemia. La crónica y las fotos del show.

Madonna cantó suspendida en una cruz durante su concierto en Moscú, desafiando las peticiones de la Iglesia Ortodoxa rusa de eliminar esa parte de su espectáculo porque era blasfema.

La estrella del pop, de 48 años, indignó a los grupos cristianos de toda Europa por escenificar una falsa crucifixión en los conciertos que integran su gira mundial Confessions.

Madonna no realizó cambios en su espectáculo, al que asistieron cerca de 50 mil seguidores en el estadio de Moscú, centro de reunión de los Juegos Olímpicos de 1980.

Para realizar su entrada en el escenario, la cantante descendió del techo del estadio dentro de una bola de cristales brillantes y vistiendo un traje de equitación. Después se puso un blusón carmesí y se colgó de una cruz con una corona de espinas en la cabeza.

Madonna, católica no practicante y cuyos espectáculos fueron denunciado por el Vaticano, recibió acusaciones de blasfemia durante toda su carrera.

La Iglesia Ortodoxa rusa pidió a sus fieles que boicoteasen el espectáculo y varios grupos religiosos llevaron a cabo protestas, incluyendo una en la que clavaron una estaca en una fotografía de la cantante.

Las entradas costaban entre 1.500 y 10 mil rublos (de 44 y 293 euros), pero antes del concierto podían conseguirse en el mercado negro a 78.000 rublos (2.291 euros).

La pasión de Madonna

«No estamos en contra de Madonna. Estamos en contra de sus actos blasfemos durante el concierto,» expresó el padre Sergei Zvonoryov, del departamento de prensa del patriarcado de Moscú.

«La crucifixión, la cruz, la corona de espinas en su cabeza. Todo eso es una parodia de la crucifixión de Cristo,» agregó.

La policía dijo que 50 mil personas llenaron el estadio Luzhniki para ver el espectáculo, que cerró la gira europea de la artista.

Efectivos de la policía antidisturbios y filas de cadetes del Ejército vigilaron a los miles de aficionados de Madonna a su llegada al recinto, mientras que cerca de 7 mil agentes y soldados estuvieron de guardia dentro del estadio durante el concierto, informaron agencias de noticias rusas.

La policía detuvo a un puñado de creyentes ortodoxos radicales que protestaban contra la cantante por cantar himnos y colgar cruces fuera del estadio.

Pero los fanáticos de la diva del pop sólo tienen palabras de apoyo para el uso que Madonna hace de las imágenes religiosas.

«Está mal entendido. Es música pop y arte moderno,» dijo Igor Antipov, de 27 años, quien viajó desde San Petersburgo para presenciar el concierto. «La Iglesia es otra parte de nuestras vidas. Soy un creyente ortodoxo y puedo ver esa distinción,» agregó.

En Rusia, la Iglesia Ortodoxa ha ido ocupando el vacío existente desde la caída del comunismo en 1991, y creció en influencia y poder.