El cantante ya está en Buenos Aires después del concierto en el Estadio Nacional de Chile ante 40 mil espectadoras. La cobertura de Terra de su show allí. Cantó 17 temas, recordó a los Bee Gees, se probó con el castellano y desató la locura de sus fans.
El cantante británico Robbie Williams hizo de las suyas y deleitó a punta de buenas canciones pop y simpatía a más de 40 mil fans en el Estadio Nacional. La fórmula es clara: entretenimiento y música pop pueden convivir sin estorbarse. Y el martes a la noche en el Estadio Nacional, Robbie Williams lo dejó en claro. Derrochando talento, simpatía, humor y una excelente voz, el cantante británico deleitó a más de 40 mil fans sedientos de su música y, por qué no, de su innegable carisma. A las 21 en punto, el ex Take That salió al escenario al ritmo de Radio, en medio de una pasarela que lo conectaba con el público, y rodeado de tres pantallas de alta definición, cascadas y llamaradas. Luego dio paso a Rock DJ, uno de sus mayores éxitos mundiales para desatar la alegría incansable de su público que aguardaba desde la mañana su visita al recinto deportivo que también se llenó de luces, efectos especiales y un correcto sonido. Acompañado por seis músicos y seis coristas, Williams vestido de chaqueta y un pañuelo verde, dio paso a 17 canciones de sus seis discos solistas y supo aprovechar cada comunión que le ofrecían sus incondicionales seguidores, que disfrutaron y celebraban cada una de sus locuras. Entre ellas, hacer apagar todas las luces del estadio para bajarse los pantalones y mostrar su trasero, o burlarse de su pasado con Take That, tratando de hacer las mismas coreografías que hacía con sus ex compañeros. “Soy muy viejo para esa mierda”, argumentó. Imperdible. Todo acompañado de sus muecas, sonrisas culpables y a ratos, emocionadas expresiones.
Pero entre locura y mensajes en español, (“Hola chico y chicas”, “lo están pasando bueno”, “este recital me devolvió la confianza de cantar”) el chico terrible del pop también se lució como un cantante de calidad, paseándose no solamente por el pop, sino que haciendo un intermedio swing junto a Jonathan Wilkes, con quien también interpretó a dúo Strong, acompañado de un sabroso tributo a Bee Gees con Stayin’ alive. Y si de sorpresas se trata, nada mejor que los recuerdos de su pasado con Take That y la interpretación de Back for good, un adelanto de su nuevo disco con la hiphopera Rudebox y un emocionante final con Angels, una de sus baladas más populares y tema que cerró la jornada cerca de las 23, en medio de pucheros colectivos y suspiros incontrolados.
Fuente: Terra