El ciclo «Late Buenos Aires» tuvo su cuarta edición el pasado domingo en La Trastienda y cerró el año con una banda de lujo: CIENFUEGOS. El grupo liderado por SERGIO ROTMAN ofreció un show imponente, casi devastador, con toda la energía que los caracteriza en vivo. HABÍA UNA VEZ y OJAS completaron la velada.
Todo comenzó a eso de las nueve y media de la noche, de la mano de HABÍA UNA VEZ. La banda, que acaba de lanzar su primer disco homónimo -y tienen dos EP-, abrió la velada con un poco de su rock. Ajustadísimos, los músicos supieron deleitar a los presentes -no muchos a esta altura- con sus melodías. Para serles sincera, presencié sólo los dos últimos temas que tocaron, pero un corresponsal en el lugar me dijo que la banda sonó muy bien durante los 40 minutos que duró su presentación. Y es una fuente más que confiable.
Luego fue el turno de OJAS que, para mí, fue una revelación. Los comentarios que me habían llegado sobre la banda -era la primera vez que los escuchaba- no eran demasiado alentadores («OJAS apesta», me había dicho la misma fuente citada anteriormente). Ahora estoy en condiciones de poner en duda la credibilidad de mi informante. Bueno, de todas formas sobre gustos no hay nada escrito, así que le devuelvo la confianza. Para hacerla corta, a mí esta banda me gustó, y es más, me flasheó: fue como una aplanadora de sonidos penetrando en mi cabeza. Hasta la versión medio tecno de «Pet Sematary» de RAMONES me pareció muy buena. Claro, es que OJAS significa energía en sánscrito… Ni rock, ni pop, ni punchi: todo eso junto, fundido.
Imágenes en la pantalla traían velocidad y psicodelia. Desde el escenario, los músicos ponían la banda de sonido para esas postales móviles, puro machaque de batería, sintetizadores y samplers como condimentos esenciales. Las fuertes luces intermitentes terminaban de llenar el ambiente, en un sentido estricto. Y los espectadores, tranquilos, absorbían toda esa adrenalina apenas moviendo la cabeza, probablemente demasiado compenetrados como para no ponerse a saltar frenéticamente (¡¿o es que acaso sólo yo sentía unas tremendas ganas de ponerme a saltar?!). Como sea, a eso de las diez y veinte de la noche, sólo faltarían algunos minutos para que se desate la energía contenida. ¡Y de qué manera!
Feliz domingo para la juventud
No estuvo SILVIO SOLDAN pero sí SERGIO ROTMAN, que no usa peluquín y le gana en carisma -entre muchísimas otras cosas-. Nadie se ganó un viaje a Bariloche, pero todos tuvimos por una hora y media las llaves que abrieron el cofre de la felicidad. CIENFUEGOS en vivo y en directo, el mejor programa para cualquier día de la semana, y ni hablar para un domingo gris y tormentoso.
Caos, desde principio a fin. Energía punk rock al 100%. Un frontman poseído que se mueve frenéticamente y dispara verdades tan crudas como la misma realidad. Abajo es todo locura, sonrisas, pogo, entrega.
Al segundo tema el primer error. Paran y vuelven a arrancar. Todos se lo perdonamos, desde ya. Suenan algunas canciones nuevas -prometen disco para el 2007-, y algunas que ya son clásicos de esta banda que aún conserva el mote de ‘banda de culto’: «Hacia el cosmos / hacia el infierno», «Para mí que no estás bien», «¿Querés saber lo que es estar muerto», «La eternidad», «Vudú» y «Dejá que te diga», entre otras, que desatan la euforia del público.
Suenan algunos covers, como la hermosa “Love will tear us apart” (de JOY DIVISION) y “Moonage day dream” (de DAVID BOWIE). «Ian Curtis está muerto», grita ROTMAN, y tocan otra de JOY DIVISION: «Transmision».
Como es costumbre, PEDRO NAIMOGIN -ese ‘loco lindo’- sube al escenario y recita la primera parte de “El mundo es tuyo”. La gente se descontrola, ROTMAN también. Alguien le alcanza un fasito, lo pita con carpa y lo devuelve. Besa a una chica del público y abraza a algún chabón entre la gente, esto último se repite a lo largo de la noche. Más adelante, «La colina», en la voz de HERNÁN BAZZANO (guitarra), nos oprime el pecho.
El amague a irse, con una confesión: «Si quieren más sólo tienen que pedirlo, tenemos el sí fácil». Y claro, vuelven para los bises. ROTMAN anuncia el próximo show -10 de diciembre en Niceto, agéndenlo- y fiel a su estilo arengador profiere amenazas e insultos para quienes no asistan a dicho evento. Felizmente parece que agarraron la costumbre de tocar más seguido, pero con ellos nunca se sabe, así que no cantemos victoria.
Energía, mucha, se desparrama en el lugar, hasta que «MHL/Doctor Li/Felicidad» trae -como habitualmente lo hace- la despedida, y llega el final de un show casi devastador.
«¿Dónde está la felicidad?» pregunta una y otra vez ROTMAN. No creo en la felicidad en sí, sino en la existencia de pequeños momentos felices que, como escalones, hacen al nivel de felicidad que uno alcanza en la vida. Y sin dudas puedo decir que en un show de CIENFUEGOS uno sube unos cuantos peldaños en la escalera hacia la felicidad.
Así, el ciclo “Late Buenos Aires”, autodefinido como un proyecto de industria cultural independiente de música latinoamericana, cerró el año 2006. Con la presencia de CIENFUEGOS como banda principal, la noche del domingo no pudo haber sido mejor. La Trastienda latió, ¡y cómo! Ojalá haya latidos para rato.
Fuente El Acople
Hola,
Mi nombre es Hilda Ancora y estoy buscando a Pedro Naimogin o a Archie … conocidos desde hace mucho tiempo.
Me aviso Ber Florit que volvian a arman su banda y me puse muy contenta por ellos.
Solamente queria extenderles mis saludos y enviarles toda la suerte en su vuelta.
Hilda