El Tribunal Superior de Justicia porteño declaró inconstitucional tres artículos de la ley que regula la presentación de música en vivo en lugares cerrados, lo que fue considerado como un triunfo por los músicos tras el repliegue que sufrió la actividad después de la tragedia de la disco Cromañón en diciembre del 2004.

El viernes pasado, el máximo órgano de la justicia porteña falló a favor de una presentación de la Unión de Músicos Independientes (UMI) que había realizado una reclamo de inconstitucionalidad de la ordenanza 24.654, que regula la actividad cultural musical en vivo.
En una conferencia de prensa ofrecida durante el Cosquín Rock, y reproducida por la agencia Télam,Diego Boris, Diego Vainer y Cristian Aldana presentaron una copia del fallo al que consideran «histórico e inédito» y que servirá para reformular la actividad entre los personajes de la cultura y los poderes Legislativos y Ejecutivo porteños.

La UMI realizó la presentación en el año 2006 y apunta contra una normativa aprobada por la Legislatura durante la gestión de Aníbal Ibarra, en los aciagos días posteriores a la tragedia de Cromañón.

El tribunal declaró inconstitucional el artículo 15 que expresaba que en «un local solo podían presentarse hasta un máximo de 5 artistas», y también varios incisos del artículo uno.

Uno de ellos le reclamaba los músicos que describan «la naturaleza y descripción del espectáculo, números de personas que ejecutaran el espectáculo, nombre de la banda que ejecuta, no pudiendo contar con un reemplazante».

Otro inciso imponía a los locales y clubes de barrio «la solicitud de un permiso especial que incluya un cronograma anual que detalle todas las actuaciones con horarios de inicio y finalización», algo imposible de establecer inclusive para los los grandes productores que contratan a importantes artistas extranjeros.

El fallo obliga a la Legislatura a reformar estos artículos, pero además a convocar a los músicos de todos los géneros, pero en especial del rock, el más castigado por los cierres de locales que solo en Buenos Aires bajaron de 4.000 a 500 en apenas un año, para establecer la nueva normativa.

Sobre el futuro, Diego Boris señaló que «esperamos que no se nos convoque para aportar nuestras propuestas, que las hemos elaborado hace tiempo, y que no se pretende legislar contra la actividad o como si la cultura fuera algo peligroso», y aclaró que el fallo no es apelable.

El músico y productor Vainer dijo que la «normativa considerada inconstitucional era absurda y proscriptita, porque después de Cromaron hubo persecución contra el dock y se prohibió la presentación de las bandas».

Boris fue mucho más allá al afirmar que «somos una generación de roqueros que se hace cargo de un problema actual y lo enfrenta con soluciones, no pateamos la pelota y le dejamos el problema a las futuras generaciones. Por eso tenemos propuestas para la nueva normativa».

Fuente: Telam